Una mañana “In Real Life”
Por Natalia Cisterna
Ayer por la mañana, parte del equipo de Célula Lab tuvimos la oportunidad de sumergirnos en el primer encuentro de "In Real Life", un proyecto impulsado por Arena Media, en el que hemos colaborado con su equipo investigando sobre cómo los medios configuran nuestra realidad. A lo largo del encuentro se abordaron los tres primeros temas surgidos del viaje de exploración que hemos llevado a cabo.
“La era de la imagen y la vida light”, se ha centrado en abordar el impacto de las imágenes en la construcción de nuestra realidad.
La conversación ha sido facilitada por Iñigo de Luis, Head Strategy de Arena Media España, junto con Ana Robledo, directora de marketing en Pikolin, Eva Santos, directora creativa y el fotógrafo Eugenio Recuenco. Los tres nos han dejado grandes reflexiones a partir del análisis del trabajo realizado en la última campaña de Pikolin, con el que han buscado profundizar acerca del concepto de intimidad a través de imágenes que presentan situaciones diversas (y comunes) que las parejas viven dentro de sus dormitorios. Un proyecto, que además de la “peli”, también se ha compuesto por una exposición en Zaragoza, del trabajo fotográfico realizado por Recuenco.
Entrando ya en el tema, Recuenco ha hecho una observación acerca del modo de producir imágenes por parte la industria, que me ha generado sentimientos encontrados: "hemos dejado de plantearnos qué enseñamos, porque es el espectador el que elige qué ver". Si bien comparto la idea de la agencia del público, no puedo evitar cuestionar si esa elección es tan libre como creemos, o si estamos inmersos en una ilusión de autonomía. La lógica de la industria nos empuja a "darle al público lo que quiere ver", pero eso acaba siempre traduciéndose en lo que es rentable. Creo que eso cierra el círculo sobre la supuesta libertad de elección del espectador.
Eugenio también insistía en la necesidad de crear imágenes capaces de trascender “la estética del momento”, que sean universalmente reconocibles sin necesidad de explicar el contexto de las mismas. Aquí, aunque comparto la aspiración de la trascendencia, me pregunto si facilitar siempre una lectura inmediata y fácil del contexto en el que sucede la imagen, no limita también la imaginación del público, haciendo que las imágenes pasen desapercibidas por su excesiva accesibilidad. Como dice la investigadora Ana Soto Calderón, en su libro”la performatividad de las imágenes”, el desconcierto, la necesidad de descifrar, es lo que realmente dispara la posibilidad de lo imaginario. Quizás en los tiempos que vivimos, en los que la imaginación queda subyugada a la velocidad y la abundancia, deberíamos tener también esta propuesta en mente, a la hora de crear y trasladar las imágenes.
El fotógrafo también hizo referencia a la capacidad de las imágenes (fijas) para generar algo memorable y señalaba como esto era paradójico, si teníamos en cuenta que el audiovisual era el máximo exponente de nuestra época: “somos incapaces de recordar una secuencia, es inmensamente difícil”.
Recuenco también habló de que “la saturación de imágenes ha provocado una pérdida de visibilidad del paisaje”, del contacto con las imágenes mismas y con lo que verdaderamente nos cuentan más allá de su mera presencia. Ante esto, me preguntaba acerca de la tensión no resuelta entre la autoría humana y la creación algorítmica. De si estaba por llegar el momento de devolverle el merecido valor al trabajo y a la mirada de la figura del fotógrafo convencional. Humano.
A esto le sumo otra de sus reflexiones que sugería que lo "nuevo" hoy es parar, contemplar, una idea que comparto desde la necesidad, pero que me parece más una recuperación de lo que hemos perdido por la inmediatez y la visión a corto plazo, que una verdadera novedad.
Eugenio elevó el papel del cine como un refugio para nuestra atención. Asistir a una proyección de un film en una sala, es hoy un acto de resistencia que responde positivamente a nuestra invalidez perceptiva actual. Algo en lo que estoy totalmente de acuerdo.
Ana Robledo, por su parte, puso el foco en la necesidad de “producir imágenes no contaminadas por logos o por la obviedad del producto”. Enfatizó en la diferencia entre "transmitir" y "mostrar", y comentó lo necesario que es apostar por lo primero. Si la calidad del producto se da por hecha, “hablar de él resulta aburrido”. No es lo mismo, decía, hablar de lo que sucede en una cama que de lo que ocurre en un colchón. Por otro lado, abría la posibilidad de explorar lo “no-aspiracional” como vía para comunicar una marca.
Eva Santos, la tercera ponente de este primer slot, comentó algo que me resonó profundamente. La publicidad, según ella, ha perdido el respeto por el trabajo del artista. En las últimas décadas las marcas han querido controlarlo e intervenirlo, obviando una relación de mecenazgo que debería recuperarse, junto con la confianza en el creador. Por último añadió:
"¿Por qué lo artístico no es el propósito de una marca?”
La segunda conversación, ha girado en torno al tema “el mundo como espectáculo”, que hace foco en el impacto de la ficción en la realidad.
Cristina Merino, ejecutiva de contenidos de los Originales de Movistar+, aportó la perspectiva de las plataformas, señalando cómo los hechos reales se han convertido en una rentable fuente de contenido, más económica que producir ficción original desde cero, lo que explica la proliferación de documentales de diversa índole en las plataformas. “La ficción original exige una inversión considerable y esto es un riesgo, porque no siempre se asegura el retorno”.
Cristina también señaló la gran aceptación por parte del público de la ficción patria, añadiendo que quizás el consumo de tanta producción internacional, ha producido una desvinculación con nuestro territorio que deseamos recuperar. En mi opinión, creo que esta preferencia no se vincula unicamente con la necesidad de identificación, a una conexión nostálgica, creo que también surge de la búsqueda, casi instintiva, de comprender mejor lo que nos rodea. Lo reconocible, lo facilita.
Finalmente, se puso sobre la mesa el tercer tema de la jornada, “realidad, simulacro y juego” en el que nuestra relación con los realities y los videojuegos es el eje principal.
La conversación derivó hacia los realities y Jaume Villalta, director general del Grupo Banijay, expuso que “el entretenimiento siempre ha girado en torno a la observación de la vida ajena”.
Nos contó también que cada reality tiene su gancho: el conflicto en GH, la “curiosidad por saber cómo se hace un plato” en Masterchef, la resistencia de los participantes en Supervivientes, la creación de un artista (y los fans) en OT. Habló también de la necesidad del conflicto en estas producciónes, algo que aunque sea un imán, necesita otros elementos como las pruebas o la participación del público para funcionar.
Cerró respondiendo a la pregunta de Iñigo de Luis, que buscaba saber “hacía donde iba el reality en el futuro”. La respuesta de Jaume fue: "evolucionará a todas partes".
Esto me llevó a visualizar un futuro donde el consumo de una realidad mediatizada superará a la cotidianeidad, relegándola a un segundo plano.
Para cerrar este artículo, quiero destacar el gran trabajo realizado por parte del equipo de Arena Media durante todo el proceso de creación de In Real Life. Una empresa con la que ha sido un honor ver nacer este proyecto, con la que hemos trabajado con total libertad y que nos ha brindado siempre una relación honesta y generosa. Ahora toca esperar a la segunda edición de In Real Life, que será al regreso del verano y a la que no vamos a faltar.